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“Cuando la empresa vale más que el dinero” Debido a las duras condiciones económicas que se vivían a causa del movimiento revolucionario, se empleó en una imprenta, para contribuir con el gasto familiar. En 1939, se va Mazatlán, con su hermano Luis, e instalan una modesta tienda. Gracias a que su madre, les hereda en vida 5 mil pesos, logran desarrollar un proyecto comercial en el ofrecían artículos de cristalería, pañuelos y artículos para regalo. Al iniciar la década de los cuarenta, una de sus tías lo anima a abrir una nueva tienda en la capital sinaloense. Al hacerlo, desatiende el local de Mazatlán, y quiebra. De esta dura experiencia, aprende que una tienda debe ofrecer al cliente lo que requiere; con esto en mente, expande el negocio en siete puntos distintos de la ciudad de Culiacán, agregando oferta de enlatados, ultramarinos y hasta tortas. Con la estrategia de identificar sitios con alta circulación de personas, en menos de veinte años, sus tiendas de ser regionales, traspasaron fronteras.

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