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“Empresario, químico y con la música por dentro” Desde niño lo distinguió su interés por la investigación. Su padre comercializaba almidón en Mérida y Veracruz, producto que extraían de la yuca en la Hacienda Tepich, propiedad de la familia. A sus 14 años, emigran a la ciudad de México, para ampliar el mercado del almidón. Al cursar la prepa, descubre su afición por la química, por lo que estudia en la Escuela Nacional de Ciencias Químicas. Al recibirse, se integra a la firma de su padre Adhesivos Resistol, fabricante de pegamentos para papel de cigarros, botellas de refrescos y cajas de cartón, principalmente. Bajo su liderazgo se enlazarían cientos de fórmulas y productos, que dejaron huella en México y el mundo, como el pegamento Resistol. Esta firma química fue (1986) la tercera más importante del país. Al retirarse, su segunda pasión fue la música. A principios del siglo veintiuno, acoge causas filantrópicas y sociales: promueve la cultura y la educación; crea el Patronato de la Orquesta Sinfónica de Yucatán.

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